martes, 24 de noviembre de 2009

Las plantas que llegaron para quedarse (primera parte). ( Victor Luna, 2009)


Gracias a su capacidad de desplazamiento, todos los seres vivos -principalmente los animales- han contribuido a la dispersión de las plantas, ya sea de manera accidental, en pelo o incluso en el mismo estomago. Si embargo desde que los seres humanos domesticaron a plantas y animales para su uso y beneficio en forma de productos y servicios, transportan de manera intencional toda clase de organismos a través de pequeñas o grandes distancias. Precisamente, a las especies que han sido llevadas de un lugar a otro donde originalmente no existían, se les conoce como especies introducidas o exóticas.


Realidades diferentes


Sin duda las principales especies de plantas introducidas son las utilizadas como alimento, por ejemplo el frijol, la papa y el trigo. Estas plantas a lo largo de la historia humana, han permitido el sustento, supervivencia y desarrollo de varias civilizaciones.


Otras grandes viajeras son las plantas ornamentales. Suele suceder que para adornar los jardines se prefieran las plantas que nadie tiene, las más raras y llamativas, coloridas, en otras palabras las exóticas. Reflexionemos un poco y nos daremos cuenta que son muy pocas las personas tienen, como plantas de ornato a especies nativas como Saurauia yasicae o Styrax glabrecens. En cambio cuántas veces hemos visto un Anthurium andreanum o alguna variedad de Bougainvillea glabra en la casa o en los jardines públicos, los institucionales o los comerciales.


No es gratuito el hecho de elegir plantas exóticas, pues existen varios puntos a su favor: son plantas que se encuentran fácilmente disponibles en los viveros comerciales, hay suficiente información disponible sobre cómo cultivarlas (a veces se acompaña la planta con instructivos y fertilizantes específicos), en la mayoría de los casos no tienen plagas y sobre todo se trata de cultivares seleccionados. ¡Todo lo contrario ocurre con las especies nativas!


Sin embargo existen plantas exóticas, que aunque al principio se considere inofensivas, con el paso del tiempo se convierten en invasoras o en plagas. Una vez adaptadas y en ausencia de sus enemigos naturales, las poblaciones pueden crecer rápidamente poblaciones, dispersarse y desplazar a los integrantes de las comunidades naturales.


En nuestro país la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO)reconoce que las especies invasoras son una de las amenazas más serias para las especies nativas por provocar desequilibrios ecológicos entre las poblaciones silvestres, cambios en la composición de especies y en la estructura trófica, pérdida de biodiversidad, reducción de diversidad genética y transmisión de enfermedades y plagas agrícolas o forestales. El problema es de tal magnitud, que la Estrategia Global para la Conservación Vegetal-una iniciativa mundial orientada a detener la extinción de las especies vegetales- plantea en su Meta 10 la necesidad de establecer planes de gestión para al menos 100 de las principales especies exóticas que amenazan a las poblaciones nativas en todo el mundo.


¿Qué son las especies invasoras?


No solo se consideran especies invasoras a la especies que causan daños ecológico y a los sistemas agrícolas y forestales, sino a todas aquellas especies cuyas estrategias reproductivas son muy eficientes –diríamos que se desarrollan descontroladamente- y que pueden establecerse perfectamente bien fuera de su área de distribución natural, desplazando o eliminando a las especies de animales o plantas nativas, causando así daños considerables a la biodiversidad, a la economía (por ejemplo agricultura, pesquerías o turismo), a la infraestructura (presas, caminos, tuberías, drenajes) o a la salud pública.


Tenemos por ejemplo el helecho peine (Nephrolepis spp.) nativo del trópico asiático. Esta especie se propaga por estolones, por división de macollos y por esporas, y es de tal agresividad que si se le deja sin control, puede desplazar a las especies de un determinado sitio.


Es difícil saber si una especie será plaga o no. Apenas se han determinado algunos patrones generales para hacer predicciones. No existen características que permitan pronosticar de manera definitiva si una especie se va a convertir en invasora o no, pero si hay particularidades de ellas que, solas o combinadas, favorecen el que un organismo sobreviva, se establezca y reproduzca en un medio diferente al original.


El termino plantas invasoras es relativamente nuevo en los países tropicales. En los países templados o más alejados del trópico que tiene un poco más de tiempo que se vienen manejando. Esto se debe que estos países tienen el inventario de su flora concluido: conocen completamente las especies que componen su flora y en la mayoría de los casos conocen el papel estructural que juega cada especie en sus bosques. ¡Por supuesto, en tales países poseen –cuantitativamente hablando- menos diversidad vegetal!


Por ejemplo, la flora nativa del Reino Unido se conoce desde 1950 aproximadamente, y se sabe que está compuesta por 1 600 especies. Esto es algo aún desconocido en México, aunque la flora mexicana se estima entre 23 000 y 30 000 especies. Ilustremos este ejemplo con lo siguiente: en el todo el mundo hay 500 especies de encinos (Quercus spp). Doscientas especies de estos árboles habitan en México, la mayoría de ellas de manera exclusiva. Veracruz posee la abundante cifra de 70 especies, comparada con las 4 que son nativas de las islas británicas.

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