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martes, 24 de marzo de 2009
La lengua del diablo en televisión nacional
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lunes, 23 de marzo de 2009
La mañana verde. (tomado de Las Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury)
Cuando el sol se puso, el hombre se sentó no muy lejos del sendero, preparó una cena frugal y luego escuchó el crepitar de las llamas mientras se llevaba la comida a la boca y masticaba pensativamente. Había sido un día como todos los de ese mes, con muchos hoyos cuidadosamente cavados en las primeras horas del alba, semillas echadas en los hoyos, y agua traída de los brillantes canales, ahora, con el cuerpo delgado vencido por el cansancio, yacía de espaldas y observaba cómo el color del cielo pasaba de una oscuridad a otra.
Se llamaba Benjamín Driscoll, tenía treinta y un años, y quería que Marte creciera verde y alto con árboles y follajes, produciendo aire, mucho aire, aire que aumentaría en cada temporada. Los árboles refrescarían las ciudades abrasadas por el verano, los árboles pararían los vientos del invierno. Un árbol podía ser tantas cosas: color, sombra, fruta, paraíso de los niños, universo aéreo de escalas y columpios, arquitectura de alimento y de placer. Todo eso era un árbol. Pero los árboles eran, ante todo, fuentes de aire puro, y un suave murmullo que adormece dulcemente a los hombres acostados de noche en lechos de nieve…
Benjamin Driscoll sentía cómo la tierra oscura se recogía en sí misma, en espera del sol y las lluvias futuras. Con el oído en el suelo, escuchaba las lejanas pisadas de los años e imaginaba los verdes brotes de las semillas sembradas ese día; los brotes buscaban apoyo en el cielo, y echaban rama tras rama hasta que Marte eran un bosque vespertino, un huerto brillante.
En las primeras horas de la mañana, cuando el pálido sol se elevase débilmente entre las apretadas colinas, se levantaría y desayunaría rápidamente, dispersaría las cenizas de la hoguera y empezaría a trabajar con las bolsas a la espalda, examinando, cavando sembrando semillas y plantando estacas, apisonado levemente la tierra; regando, siguiendo adelante, silbando, mirando el cielo claro, cada vez más brillante, a medida que pasaba la mañana.
-Necesitas aire -le dijo su fuego nocturno. El fuego era un rubicundo y vivaz compañero que en la noche helada dormía ahí cerca, entornando los ojos, sonrosado, soñolientos y tibios.
-Todos necesitamos aire. El aire de Marte es un aire enrarecido. ¡Se cansa uno tan pronto! Es como si uno viviera en la cima de los Andes. Uno respira hondo, y nada. No satisface.
Se palpó la caja torácica . ¡Cómo se había desarrollado en sólo treinta días! Para respirar mejor era necesario ensanchar los pulmones. O plantar más árboles.
-Para eso estoy aquí –se dijo.
El fuego le respondió con un chasquido.
-En las escuelas nos contaban la historia de Johnny Appleseed, que anduvo por toda América plantando semillas de manzanos. Bueno, pues yo hago algo más. Yo planto robles, olmos, arces y toda clase de árboles; álamos, cedros y castaños. No pienso solamente en alimentar el estómago con fruta, fabrico aire para los pulmones. Cuando estos árboles crezcan, ¡cuánto oxígeno producirán!
Recordó su llegada a Marte. Como otros mil paseó los ojos por la apacible mañana y se dijo:
¿Qué haré yo en este mundo? ¿Habrá trabajo para mí?
Luego se había desmayado.
Volvió en sí, tosiendo. Alguien le hacía respirar un frasco de amoníaco.
-Se sentirá bien en seguida –dijo el médico.
-¡Qué me ha pasado?
-El aire enrarecido. Algunos no pueden adaptarse. Me parece que tendrá que volver a la Tierra.
-¡No! Se sentó y casi inmediatamente se le nubló la vista y Marte giró dos veces bajo sus pies. Ensanchó los pulmones y los obligó a beber el profundo vacío.-Ya me acostumbraré ¡Tengo que quedarme aquí! Lo dejaron allí, acostado, boqueando horriblemente, como un pez.
(contínuará...)
jueves, 19 de marzo de 2009
Naturaleza, arte y expresión para niñas y niños con deseos de jugar, cuidar y crear.
NATURALYZARTE
Naturaleza
Feliz
Arte
Todos los martes a las 16 horas...
Imparte: Salvador López
Informes con el propio Salvador, al teléfon electrónico salvalop@gmail.com; www.salvadorlopez.com.mx.También en la Tienda del Jardín Botánico al teléfono 833 44 78o(044) 22 87 77 61 43, al correo
Orquídeas en el suelo del bosque de niebla
En el sotobosque del bosque de niebla abundan las especies de plantas tropicales cuyo follaje es verde en cualquier época del año, aún en las estaciones más frías.
Aquí ocurren la regeneración natural de árboles y arbustos, germinan las semillas y se establecen las nuevas plantas.
También ocurre la descomposición de los restos de plantas y animales que mueren.
Las plantas del sotobosque son fundamentales para la vida de insectos, aves y pequeños mamíferos.
Vivir en el sotobosque es una vida difícil para algunas plantas. Por ejemplo, algunas especies de orquídeas terrestres pueden permanecer enterradas hasta 16 años gracias a los nutrientes y agua que han acumulado. Pero al igual que otras plantas del sotobosque, estas orquídeas están amenazadas, pues cuando se modifica el suelo, son las primeras en ser eliminadas.
En el bosque de niebla del Jardín Botánico Clavijero crece una orquídea terrestre del género Cyclopogon, que florece entre diciembre y febrero.
En tu visita al Jardín, encuéntralas sobresaliendo de la hojarasca.
El bosque de niebla del Jardín Botánico Clavijero
Otros árboles abundantes en el bosque son los pipinques (Carpinus caroliniana y Ostrya virginiana) y el sochilcorona (Cornus florida var. urbiniana) que se cubre de flores blancas en marzo. Estas tres últimas son especies amenazadas.
miércoles, 18 de marzo de 2009
martes, 17 de marzo de 2009
Helechos arborescentes caducifolios
Los helechos arborescentes son considerados plantas tropicales siempre verdes de lento crecimiento. Sin embargo, estudios recientes realizados en el INECOL revelan que hay especies que crecen rápido y que tiran sus hojas. En una población del helecho Alsophila firma cercana a Xalapa, se encontró que los troncos crecieron de 17 a 50 centímetros en un año. Se estimó que cuando estas plantas alcancen los 10 metros de altura, tendrán por lo menos 60 años de edad. Estos helechos tiran sus pínnulas -hojas pequeñas- de mayo a agosto y permanecen así por uno o dos meses. Posiblemente esto ocurre porque sus enormes hojas son muy sensibles a la fuerte radiación soelar del verano.
En el Jardín Botánico Clavijero puedes apreciar esa y otras especies de helechos arborescentes cerca del estanque.
Alta sobre la tierra te pusieron...
Las araucarias son árboles de hasta 80 metros de alto. Aparecieron hace 225 millones de años. Son coníferas, igual que los pinos y abetos. Hay especies nativas de los bosques de Argentina y Chile. Otras especies crecen en Australia, la isla de Norfolk y Nueva Guinea. El nombre honra a la Arauca, una región de Chile y Argentina. Los indios lo llaman Pehuén y utilizan sus semillas como alimento. Estos pobladores se llaman a si mismos Pehuenches.
El majestuoso ejemplar crece majestuosa en el Jardín Botánico Clavijero pertenece a la especie Araucaria heterophylla, originaria y endémica de la Isla Norfolk, cerca de Australia.
Es considerada una especie vulnerable, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
martes, 10 de marzo de 2009
jueves, 5 de marzo de 2009
Una noche en el norte de Europa (Knut Hamsum)
Marcho al bosque con mi escopeta y mi perro… Enciendo fuego y la luz alumbra los troncos de los pinos. Comienza la helada. ¡La primera noche de helada! Pienso y me estremezco con alegría loca por hallarme allí a semejante hora.
¡Alabemos la oscuridad, las noches solitarias de los bosques, el murmullo de los árboles y la dulce armonía del silencio! ¡Alabemos las hojas verdes y las hojas amarillas, y la tranquilidad maravillosa de la tierra!
¡Gracias a la noche solitaria, a las montañas, al rumor del mar! La sangre golpea en mi corazón. ¡Gracias por mi existencia, por mi alimento, por el privilegio de vivir esta noche! Veo una telaraña que brilla ala luz de mi hoguera…Veo una aurora boreal encenderse sobre el cielo del norte.
La luna asciende siguiendo su camino. El fuego de mi hoguera comienza a apagarse.
Ya muy avanzada la noche vuelvo a mi casa.
Knut Hamsum fue uno de los escritores noruegos más afamados. Su obra, que le valió en Premio Nobel de Literatura en 1920, es considerada una de las más influyentes en la novela del siglo XX.
miércoles, 4 de marzo de 2009
El sochilcorona (Cornus florida var urbiniana) Un árbol de nuestro Jardín
Si vienes al Jardín Botánico Clavijero en estos días de finales de invierno, serás testigo de la floración del Sochilcorona, un árbol cuyo nombre científico es Cornus florida var urbiniana. Se trata de un hermoso árbol caducifolio originario de las regiones templadas y húmedas que se
encuentran en las estribaciones de la Sierra Madre Oriental.
El sochilcorona crece en los bosques mesófilo de m
ontaña y de encinos en Veracruz y Nuevo León, en altitudes que van de los 1,200 a 1,950 metros sobre el nivel del mar. Crece en las barrancas húmedas expuestas a neblinas frecuentes. Alcanzan en pro
medio los 10 metros de altura y 20 cm de ancho en condiciones naturales.
Sorprendentemente las flores son muy pequeñas de color blan
co verdoso y en realidad no son vistosas. En cambio, las brácteas (un tipo de hojas modificadas) resaltan por su tamaño, su color blanco y porque perecen ser pétalos.
Los frutos son de color rojo naranja cuando están maduros. En el Jardín Botánico Clavijero son muy apreciados por las ardillas y aves, como los pepes.